E, com tanta emoção e euforia, concordamos que devemos ir devagar, pois ainda demora um tempo para nos encontrarmos. Foi uma conversa franca, de alguém que não quer sofrer e nem iludir. O que ficou claro é o forte sentimento que estamos vivenciando e uma vontade louca de nos ver logo. Foi acordado que nos trataremos sem tantos carinhos, como amigos...
Porém, viajei por alguns dias e ele ficou enlouquecido atrás de mim, mandou mensagens dizendo que estava com saudades... E, eu não parei de pensar nele também... Tomara que essa história seja sempre linda como está sendo!
* Dias antes, ele falou de mim para a mãe e ela participou do início da nossa conversa para me conhecer, me perguntou algumas coisas culturais. Foi legal!
Você conhece alguém, troca mensagens com esta pessoa, falam-se ao telefone e até saem algumas vezes juntos. Tudo o leva a crer que este encontro promete um prolongamento, uma concretização, um final feliz.
Empolgação, investimento, foco, alegria... e você realmente começa a acreditar que, desta vez, vai ser diferente! Porém, de repente, não mais que de repente, o ser humano desaparece! Assim mesmo, do nada, sem deixar recado ou ao menos dizer um "fui".
Você fica se perguntando o que houve, se fez algo errado, se forçou a barra, viajou na maionese ou algo neste sentido... Mas, não! Não encontra nenhum motivo que justifique atitude tão paradoxal - o tal sumiço.
Chega a se questionar sobre a possibilidade de o sujeito ter sido abduzido, ter perdido a voz ou sofrido algum tipo de amnésia, mas logo se dá conta de que tudo isso é muito, muito pouco provável.
E sua mente não pára de raciocinar! Você diz a si mesmo: bem, qualquer pessoa com o mínimo de noção de educação deveria saber que se toda frase merece um ponto final ou ao menos reticências, o que dirá um relacionamento, por mais recém-nascido que seja.
E você tem razão: o fato é que são raras as vezes em que a "saída à francesa" é a melhor escolha! Portanto, é bem possível que este não seja o caso e que sua angústia diante do sumiço do outro faça sentido!
No entanto, por mais que seja compreensível esse sentimento, nada justifica o prolongamento indefinido dele. Ou seja, se você estava se relacionando com alguém que, do nada, desapareceu, sugiro que tente, sim, fazer contato, verificar se está tudo bem. Mas se não obteve retorno, o melhor que tem a fazer é esquecer esta história!
A simples decisão da pessoa de sumir deve servir para lhe mostrar que, em última instância, não faria sentido continuar investindo na relação. O que tinha de ser, já foi! E o que não foi, não era pra ser. Simples assim. E qualquer conclusão diferente desta só vai fazer você se afogar num sem-fim de perguntas para as quais não encontrará as respostas.
Portanto, seja inteligente e, sobretudo, razoável consigo mesmo. Não se maltrate e nem permita que a falta de consideração de alguém preencha seus dias com lamentos e sensação de rejeição. Cada um tem suas razões e, por mais amargo que seja admitir, talvez esta pessoa simplesmente não saiba lhe contar quais são as dela...
No final das contas, pode apostar que se ficou algo importante a ser dito, algum dia ela vai dar um jeito de fazê-lo. Senão, lembre-se: para quem tem a autoestima em dia, um silêncio como este deve se transformar no mais perfeito "já foi tarde"!
Conheci um rapaz pela internet, ele me "achou" num site de ensino de idiomas e, desde então, não paramos mais de nos falar, várias vezes ao dia, inclusive... Ele é lindo, tem bom papo, é inteligente e é muito simpático... Boas qualidades! É mais novo que eu, pouca coisa, mas isso não importa muito. Claro que sei que tem defeitos, assim como eu!
A verdade é que estou gostando disso tudo. Ele já planeja vir ao Brasil em julho do ano que vem. Espero que dê certo, quero acreditar, mas não me iludir. Vamos deixar as coisas seguirem e vê no que dará, mas sempre com os pés no chão...
"Esos locos que corren Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. Algunos salen temprano a la mañana y se empeñan en ganarle al sol. Otros se insolan al mediodía, se cansan a la tarde o intentan que no los atropelle un camión por la noche. Están locos. En verano corren, trotan, transpiran, se deshidratan y finalmente se cansan... sólo para disfrutar del descanso. En invierno se tapan, se abrigan, se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia les moje la cara. Yo los he visto. Pasan rápido por la rambla, despacio entre los árboles, serpentean caminos de tierra, trepan cuestas empedradas, trotan en la banquina de una carretera perdida, esquivan olas en la playa, cruzan puentes de madera, pisan hojas secas, suben cerros, saltan charcos, atraviesan parques, se molestan con los autos que no frenan, disparan de un perro y corren, corren y corren. Escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas, escuchan a los horneros y a las gaviotas, escuchan sus latidos y su propia respiración, miran hacia delante, miran sus pies, huelen el viento que pasó por los eucaliptos, la brisa que salió de los naranjos, respiran el aire que llega de los pinos y entreparan cuando pasan frente a los jazmines.
Yo los he visto. No están bien de la cabeza. Usan championes con aire y zapatillas de marca, corren descalzos o gastan calzados. Traspiran camisetas, calzan gorras y miden una y otra vez su propio tiempo. Están tratando de ganarle a alguien. Trotan con el cuerpo flojo, pasan a la del perro blanco, pican después de la columna, buscan una canilla para refrescarse... y siguen. Se inscriben en todas las carreras... pero no ganan ninguna. Empiezan a correrla en la noche anterior, sueñan que trotan y a la mañana se levantan como niños en Día de Reyes. Han preparado la ropa que descansa sobre una silla, como lo hacían en su infancia en víspera de vacaciones. El día antes de la carrera comen pastas y no toman alcohol, pero se premian con descaro y con asado apenas termina la competencia. Nunca pude calcularles la edad pero seguramente tienen entre 15 y 85 años. Son hombres y mujeres.
No están bien. Se anotan en carreras de ocho o diez kilómetros y antes de empezar saben que no podrán ganar aunque falten todos los demás. Estrenan ansiedad en cada salida y unos minutos antes de la largada necesitan ir al baño. Ajustan su cronómetro y tratan de ubicar a los cuatro o cinco a los que hay que ganarles. Son sus referencias de carrera: 'Cinco que corren parecido a mí'. Ganarle a uno solo de ellos será suficiente para dormir a la noche con una sonrisa. Disfrutan cuando pasan a otro corredor... pero lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje. Preguntan por el puesto de hidratación y se enojan porque no aparece. Están locos, ellos saben que en sus casas tienen el agua que quieran, sin esperar que se la entregue un niño que levanta un vaso cuando pasan. Se quejan del sol que los mata o de la lluvia que no los deja ver. Están mal, ellos saben que allí cerca está la sombra de un sauce o el resguardo de un alero. No las preparan... pero tienen todas las excusas para el momento en que llegan a la meta. No las preparan...son parte de ellos.
El viento en contra, no corría una gota de aire, el calzado nuevo, el circuito mal medido, los que largan caminando adelante y no te dejan pasar, el cumpleaños que fuimos anoche, la llaga en el pie derecho de la costura de la media nueva, la rodilla que me volvió a traicionar, arranqué demasiado rápido, no dieron agua, al llegar iba a picar pero no quise. Disfrutan al largar, disfrutan al correr y cuando llegan disfrutan de levantar los brazos porque dicen que lo han conseguido. ¡Qué ganaron una vez más! No se dieron cuenta de que apenas si perdieron con un centenar o un millar de personas... pero insisten con que volvieron a ganar. Son raros. Se inventan una meta en cada carrera. Se ganan a sí mismos, a los que insisten en mirarlos desde la vereda, a los que los miran por televisión y a los que ni siquiera saben que hay locos que corren. Les tiemblan las manos cuando se pinchan la ropa al colocarse el número, simplemente por que no están bien.
Los he visto pasar. Les duelen las piernas, se acalambran, les cuesta respirar, tienen puntadas en el costado... pero siguen. A medida que avanzan en la carrera los músculos sufren más y más, la cara se les desfigura, la transpiración corre por sus caras, las puntadas empiezan a repetirse y dos kilómetros antes de la llegada comienzan a preguntarse que están haciendo allí. ¿Por qué no ser uno de los cuerdos que aplauden desde la vereda? Están locos. Yo los conozco bien. Cuando llegan se abrazan de su mujer o de su esposo que disimulan a puro amor la transpiración en su cara y en su cuerpo. Los esperan sus hijos y hasta algún nieto o algún abuelo les pega un grito solidario cuando atraviesan la meta. Llevan un cartel en la frente que apaga y prende que dice 'Llegué –Tarea Cumplida'. Apenas llegan toman agua y se mojan la cabeza, se tiran en el pasto a reponerse pero se paran enseguida porque lo saludan los que llegaron antes. Se vuelven a tirar y otra vez se paran porque van a saludar a los que llegan después que ellos. Intentan tirar una pared con las dos manos, suben su pierna desde el tobillo, abrazan a otro loco que llega más transpirado que ellos.
Los he visto muchas veces. Están mal de la cabeza. Miran con cariño y sin lástima al que llega diez minutos después, respetan al último y al penúltimo porque dicen que son respetados por el primero y por el segundo. Disfrutan de los aplausos aunque vengan cerrando la marcha ganándole solamente a la ambulancia o al tipo de la moto. Se agrupan por equipos y viajan 200 kilómetros para correr 10. Compran todas las fotos que les sacan y no advierten que son iguales a las de la carrera anterior. Cuelgan sus medallas en lugares de la casa en que la visita pueda verlas y tengan que preguntar. Están mal. -Esta es del mes pasado- dicen tratando de usar su tono más humilde. –Esta es la primera que gané- dicen omitiendo informar que esa se la entregaban a todos, incluyendo al que llegaba último y al inspector de tránsito. Dos días después de la carrera ya están tempranito saltando charcos, subiendo cordones, braceando rítmicamente, saludando ciclistas, golpeando las palmas de las manos de los colegas que se cruzan. Dicen que pocas personas por estos tiempos son capaces de estar solos -consigo mismo- una hora por día.
Dicen que los pescadores, los nadadores y algunos más. Dicen que la gente no se banca tanto silencio. Dicen que ellos lo disfrutan. Dicen que proyectan y hacen balances, que se arrepienten y se congratulan, se cuestionan, preparan sus días mientras corren y conversan sin miedos con ellos mismos. Dicen que el resto busca excusas para estar siempre acompañado. Están mal de la cabeza. Yo los he visto. Algunos solo caminan... pero un día... cuando nadie los mira, se animan y trotan un poquito. En unos meses empezarán a transformarse y quedarán tan locos como ellos. Estiran, se miran, giran, respiran, suspiran y se tiran. Pican, frenan y vuelven a picar. Me parece que quieren ganarle a la muerte. Ellos dicen que quieren ganarle a la vida. Están completamente locos".
Marciano Durán - Escritor Uruguayo
*Este texto foi enviado por uma amigo que conheci há poucos dias e que tem se mostrado muito especial. Trata-se de uma metáfora da vida... De alguém forte, que enfrenta as dificuldades e dores; que cai e se levanta; que não desiste, mas resiste; que sente, mas não se ressente... Enfim, sobre os altos e baixos, que todos nós enfrentamos, ao longo da vida. Completamente inspirador!
Ao assistir este vídeo com o relato da vida de Steve Jobs e tudo o que se passou até torná-lo um gênio, me convenço ainda mais que tudo acontece de forma interligada, com o destino e a vontade de Deus mediando tudo! R.I.P. Steve Jobs...
"El hombre busca la eterna felicidad... Se pasa mas de la mitad de su vida intentando averiguar en que lugar vive, donde camina, que tonalidad adopta cada uno de sus amaneceres... El hombre es el buscador mas tenaz de la creación y va dejando pasar en su búsqueda almas, aromas, colores y sabores que habrían dado a su corta vida toda la grandeza de su eterna felicidad. Nadie le enseñó, ni le enseña, ni creo que nunca le enseñarán a percibir la sinfonía de los juguetes perdidos que se van dejando por donde caminamos con prisa, solo la magia que le da su mano y le enseña a ver esos colores, es la puerta de salvación para su aventura.....Pero el hombre sigue, insiste y no cesa de caminar, mientras la magia le sigue de cerca llorando su terquedad".
JUAN S.D.T.
*Primeiramente, desejo que Deus me dê saúde, mas também necessito que outros desejos sejam realizados, Ele sabe quais são... Que, enfim, boas novas aconteçam e que tragam consigo felicidades e momentos repletos de amor!
Encontrei este artigo aqui, que debate várias questões que envolvem a chegada dos 30 anos para uma mulher. Estou em crise e confesso! Meu consolo é que pareço ser bem mais nova... A chegada aos trinta seria menos dolorosa se algumas coisas tivessem acontecido na minha vida, mas enfim...
“À medida que envelheço, e convivo com outras, valorizo mais as mulheres que estão acima dos 30. Estas são algumas razões do porquê:
- Uma mulher de 30 nunca o acordará no meio da noite para perguntar: “O que você está pensando?” Ela não se importa com o que você pensa, mas se dispõe de coração se você tiver a intenção de conversar.
- Se uma mulher de 30 não quer assistir o jogo, ela não fica à sua volta resmungando. Ela faz alguma coisa que queira fazer. E, geralmente é alguma coisa bem mais interessante.
- Uma mulher de 30 se conhece o suficiente para saber quem é, o que quer e quem quer. Poucas mulheres de 30 se incomodam com o que você pensa dela ou sobre o que ela está fazendo.
- Mulheres dos 30 são honradas. Elas raramente brigam aos gritos com você durante a ópera ou no meio de um restaurante caro. É claro, que se você merecer, elas não hesitarão em atirar em você, mas só se ainda assim elas acharem que poderão se safar impunes.
- Uma mulher de 30 tem total confiança em si para apresentar-te para suas melhores amigas. Uma mulher mais nova com um homem tende a ignorar mesmo sua melhor amiga porque ela não confia no cara com outra mulher. E falo por experiência própria. Não se fica com quem não se confia, vivendo e aprendendo, né???
- Mulheres se tornam psicanalistas quando envelhecem. Você nunca precisa confessar seus pecados para uma mulher de 30. Elas sempre sabem…..
- Uma mulher com mais de 30 fica linda usando batom vermelho. O mesmo não ocorre com mulheres mais jovens
- Mulheres mais velhas são diretas e honestas. Elas te dirão na cara se você for um idiota, se você estiver agindo como um!
- Você nunca precisa se preocupar onde você se encaixa na vida dela. Basta agir como homem, e o resto deixe que ela faça.
- Sim, nós admiramos as mulheres com mais de 30 por um “sem” número de razões. Infelizmente, isso não é recíproco. Para cada mulher de mais de 30, estonteante, inteligente, bem apanhada e sexy, existe um careca, velho, pançudo em calças amarelas bancando o bobo para uma garçonete de 22 anos.
Senhoras, eu peço desculpas: Para todos os homens que dizem: “porque comprar a vaca se você pode beber o leite de graça?”, aqui está a novidade para vocês:
Hoje em dia 80% das mulheres são contra o casamento, sabe por quê?
Porque as mulheres perceberam que não vale a pena comprar um porco inteiro só para ter uma linguiça”.
"O quemais as espanta é que, de repente, elas percebem quejásão balzaquianas. Mas poucas balzacas leram A Mulher de Trinta, do Honoré de Balzac, escrito há mais de 150 anos. Olhe o queele diz:
“Uma mulher de trinta anos tem atrativosirresistíveis. A mulherjovem tem muitas ilusões, muitainexperiência. Uma nos instrui, a outraquertudoaprender e acredita terditotudo despindo o vestido. (...)Entreelas duas há a distânciaincomensurávelque vai do previsto ao imprevisto, da força à fraqueza. A mulher de trinta anos satisfaz tudo, e a jovem, sobpena de não sê-lo, nada pode satisfazer”.
Madame Bovary, outra francesa trintona, eratãomaravilhosaqueseucriador chegou a dizerdiante dos tribunais: “Madame Bovary c’ést moi”. E a Marylin Monroe que fez tudoaquiloentre 30 e 40?
Mas voltemos à nossamulher de trinta, a brasileira-tropicana, aquela que podemos encontrar na frente das escolas pegando os filhosou num balcão de bar bebendo umchopesozinha. Sim, a mulher de trinta bebe. A mulher de trinta é morena.Quando resolve fazer a besteira de tingir os cabelos de amarelo-hebe passam, automaticamente a terem 40. E o quemaisencanta nas de trinta é que parecem quenuncavãoperderaquele jeitinho que trouxeram dos 20.Mas, paraisso, comoelas se preocupam com a barriguinha.
A mulher de trinta está para se separar. Oujá se separou. São raras as mulheresque passam por esta faixasemterminarumcasamento.Emcompensação, aindaantes dos quarenta elas arrumam osegundo e definitivo.
A grandemaioria têm doisfilhos. Geralmenteumcasal. As queaindanão tiveram filhos se tornam umperigo, quando estão alipelos 35. Periga pegarem o primeiro quarentão que encontrarem pelafrente. Elas querem casar.
Elastalveznão saibam, massão as mais bonitas das mulheres. Acho atéque a idademínimaparaconcurso de miss deveria ser 30 anos. Desfilam comogazelas, emboraeununca tenha visto uma (gazela). Sorriem e nos olham com uns olhosclaros. Já notou queelas têm olhosclaros? E as que usam uns cabeloslongos e ondulados e ficam a todomomento jogando as melenasparatrás? É de matar.
O problemacom esta faixa de idade é achar uma quenão esteja terminando alguma teseou TCC. E eu pergunto: existe algomaisexcitante do que uma médica de 32 anos, toda de branco, com oestetoscópio balançando no decote do seujalecodiante daqueles hirtosseios? E mulher de trinta guiando jipe? Covardia.
A mulher de trinta aindanão fez plástica. Nãoprecisa. Está comtudoemcima.Ela, ao contrário das de vinte, nunca ficaram. Quando resolvem vãopravaler. Fazem sexocomo se fosse a últimavez. Amulher de trinta morde, grita, suacomoninguém. Não finge. Mata o homem, tenha ele vinte ou 50. E o hálito, então? É fresco. E os pelinhos nas costas, láprabaixo, quemais parecem pele de pêssego,como diria o Machado se referindo a Helenaque, infelizmente, nunca chegou aos 30?
Mas o quemaismeencanta nas mulheres de trinta é a independência. Moram sozinhas e suascasas tem aindaumfrescor das de 20 e a maturidade das de 40. Adoram flores e um cachorrinho pequeno. Curtem janelasabertas. Elas sabem escolherumtravesseiro. E amam quem querem, a horaque querem e onde querem. E o maisimportante: do jeitoque desejam.
Sãofortes as mulheres de trinta. E não têm pressapranada. Sabem ondevãochegar. E sempre chegam.
Chegam láatrás, no Balzac: “a mulher de trinta anos satisfaz tudo”.
Ponto. Praelas".
Mário Prata
*Destacado em negrito os trechos que mais têm a ver comigo... Faltam apenas dois dias para me tornar uma balzaquiana... Estou em crise, confesso, o tempo passou e eu não vi! Não me sinto com trinta anos, não vivi nem metade do que muitas da minha idade e, mesmo com esforços, ainda não conquistei nada do que sonhava... Será que consigo???